lunes, 6 de diciembre de 2010

FRAGILIDAD: TU NOMBRE ES HAMLET


HAMLET. El de Toscano 
es un joven Hipersensible y
 salvado de la melancolía por una misión.

Con puesta de Carlos Rivas, Gabriela Toscano interpreta A Hamlet, desafío que ya han asumido actrices como Sara Bernhardt, Margarita Xirgu y Nuria Espert.

Por LENI GONZALEZ 

Si cualquiera de nosotros puede ser, al menos en parte, Shakespeare y nadie puede no serlo, como escribió Carlos Gamerro en estas páginas, el año pasado, ante el estreno de la versión de Rey Lear de Rubén Szuchmacher, no hay razones para que Hamlet no sea, “al menos en parte”, una mujer. Y lo ha sido: más de un siglo atrás lo interpretó Sara Bernhardt en teatro y en cine (Le duel d’Hamlet ); supo tener la voz de Margarita Xirgu y Nuria Espert; también, hace dos décadas, la de la polaca Teresa Budzisz-Krzyzanowska para el Hamlet IV, de Andrzej Wajda; y en 2009, Blanca Portillo fue el Príncipe de Dinamarca, según el esloveno Tomaz Pandur. 

Ni el director Carlos Rivas ni la actriz Gabriela Toscano pueden asegurar si hubo, o no, en la Argentina una experiencia similar. Tampoco les importa el dato estadístico. La apuesta, dicen marido y mujer, es el riesgo de ser inadecuados: “Es muy pueblerino y muy pobre sólo hacer lo que no nos da miedo. Si sale mal, sale mal, no importa. Es una búsqueda artística, no es un partido de fútbol”, dice Rivas que, además de dirigir, realizó la traducción y versión y actúa en el papel del rey Claudio, el tío usurpador y asesino de su hermano. “Yo no tengo dudas de que la obra de Shakespeare está escrita para teatro, es palabra en acción, no para leer en soledad, sino para ser interpretada en comunidad, para ver al público atravesado por las palabras”, dice al explicar la elegida intimidad del primer piso del Café Rivas, en una puesta donde Hamlet es capaz de hallar consuelo abrazando el pie no avisado de un espectador cualquiera. Después de estudiar durante mucho tiempo al autor, Rivas concluyó que las traducciones eran pésimas y decidió enfrentarse él mismo con el texto original. “Mi intención –admite– es revelar Shakespeare.” ¿Por qué “metamorfosis” y Hamlet por una actriz? Rivas: Empezamos a ensayar hace un año con la hipótesis de encontrar un lenguaje grupal que expresara uno de los mundos de la obra que para mí está oculto. Hay miles, porque en Hamlet cada uno puede leer prácticamente lo que quiere. Y lo que está oculto es ese mundo de la metamorfosis. Porque, para mí, Hamlet es un personaje femenino en su constitución más profunda de identidad, en el sentido del artista que expresa algo de la naturaleza de la mujer y no en el del soldado, que es masculina. Y este personaje, presionado por la situación política, debe convertirse en lo que no es para volver a poner en orden el reino, es una mariposa que debe convertirse en gusano: toda una metáfora sobre cómo en nuestra vida actual, presionados por las condiciones del mercado, nos blindamos para poder resistir. Hamlet no es un joven indeciso, sino alguien que piensa mucho y piensa bien. Es un hipersensible que habría caído en una melancolía profunda si no hubiera aparecido el fantasma de su padre para darle una misión. 

Toscano: Primero me quise imaginar a este hombre y me salieron cosas desde mí, sin importar lo femenino o masculino, porque no tenía que caracterizar a “un hombre”. Es muy interesante decir cosas que los hombres dicen de las mujeres, pero al mismo tiempo, el texto es maravilloso y si no lo sabés, si no lo estudiás, no se puede hacer nada. Recién ahí, podés profundizar, porque es difícil llevar a la acción lo que le pasa a Hamlet.

Rivas: También aparece la dualidad en Ofelia y Horacio (ambos interpretados por Mercedes Spangenberg) porque son las dos personas que aman verdaderamente al Hamlet genuino y no al obligado a su función. 

Otro de los matices que dio a su adaptación es el trato abusivo que tienen Polonio y Laertes con la hija y hermana, Ofelia.

Rivas: Sí, para mí está en el texto, ellos hablan del cuerpo de Ofelia. Es evidente que no tuvo madre y se crió con estos hombres que la bañaban, jugaban con ella y Laertes se siente atraído por su hermana. El rol de la mujer en la obra es muy pobre, Gertrudis y Ofelia no deciden, son casi dos estúpidas. Hay un aspecto misógino y por eso me interesaba que Hamlet lo interpretara una mujer. Porque, en realidad, cuando él dice “Fragilidad, tu nombre es mujer” se lo está diciendo a sí mismo, a su fragilidad. Creo que él compite con su madre por su papá, es un muchacho enamorado del padre, pero no sexualmente, sino con una gran identificación por lo que su verdadera rival es la madre.

También sumó a un presentador francés que le permite resumir el relato...

Rivas: La figura del relator me permitió presentar la obra como una historia que se viene mostrando desde tiempos míticos para que en cada lugar se reflexione sobre lo que está pasando. Y ese relator es “un francés” porque surgió de una improvisación donde la actriz se conectó con su abuelo francés: no tiene nada que ver, pero me pareció extraordinario. Es cierto que resume, pero siempre con textos de Shakespeare. El único agregado que hice es, en lugar del texto sobre Hécuba, el poema “Ausencia”, de Borges:¿En qué hondonada esconderé mi alma/para que no vea tu ausencia/ que como un sol terrible, sin ocaso,/brilla definitiva y despiadada?

 

Fuente:  revista Ñ Martes 30 de noviembre de 2010

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