miércoles, 15 de junio de 2011

"NADIE SUBE AL ESCENARIO SIN UN EGO ENORME"


GRATO. Toscano dice que el Martín Fierro la sorprendió 
y que Siciliani y Cid son ?amigas,compañeras y hermanas de la ficción?.

Dirigida por su marido, Carlos Rivas, protagoniza Hamlet en el SHA, y en El puntero es la ex mujer de Julio Chávez. Dice que es muy dura con ella y que busca corregir errores. El yoga es su terapia.

  Por Ana Seoane 05/06/11 - 04:20

Ganadora del Martín Fierro como mejor actriz protagónica por el unitario Para vestir santos y coprotagonista junto a Julio Chávez de El puntero, Gabriela Toscano, sin embargo, no abandona su trabajo teatral. Y hace muy pocos días volvió con Hamlet. La metamorfosis, en versión y dirección de su esposo, Carlos Rivas, sobre el texto de Shakespeare. “Ahora lo representamos en el SHA –dice muy feliz– con dos funciones, los sábados a las 20 y los domingos a las 19 hs. Creemos que es el horario ideal para invierno. Carlos, como director, tuvo que hacer una nueva puesta en escena, porque el espacio es muy distinto al del año pasado. Ahora descubrimos que es un espectáculo adaptable a cualquier ámbito. Aquí también hay cierta incorporación del público”.

 —Parece que éste es un año de varios “Hamlet”, también estará el de Juan Carlos Gené…

 —Sí, él vino el año pasado a vernos. Fue muy generoso, porque por lo general un artista se sustrae de ver otras puestas del mismo texto que hará. En nuestro Hamlet, es mucho lo político y se empezó a valorar algunas frases que estuvieron ocultas en Shakespeare. Siempre se lo representaba como a un melancólico o a un loco. En nuestra versión, Hamlet, después de averiguar si fue el tío el asesino y si su madre fue o no cómplice, se realiza la “metamorfosis”. Me gusta mucho hacerlo y tengo la suerte de tener a Carlos (Rivas) como compañero de elenco. Esta es una experiencia de grupo, no de elenco. Sólo así pudimos investigar el lenguaje y las formas. El, como director, siempre apuesta por nuevos actores y muchas veces estos intérpretes reciben premios o distinciones. Nos pasó en La prueba, en La duda y ahora Mercedes Spangenberg ganó como revelación, por Hamlet. Siempre dice que es importante apoyar a los nuevos.

 —¿Cómo vivís los premios?

 —Estoy muy contenta con haberme ganado el Martín Fierro. Hice un gran esfuerzo al compartir los ensayos teatrales con las grabaciones. Cuando miro para atrás, me sorprende ver lo que hice. Con respecto a mis amigas, compañeras y hermanas de la ficción (Griselda Siciliani y Celeste Cid), nos puso feliz que nos tuvieran en cuenta a las tres por igual. Lo otro era una decisión que pasaba por otro lado. En realidad, fue un sexteto de muy buenas intérpretes.

 —Y ahora con Julio Chávez en “El puntero”…

 —Ya habíamos trabajado juntos en Madera de reyes y La gaviota, ambas con la dirección de Augusto Fernandes, en el Teatro San Martín. Somos actores orgánicos y nos llevamos muy bien. Estoy muy contenta con este nuevo programa, palpo que los varones están muy entusiasmados. Es un excelente elenco y Daniel Barone es como un actor, todos los años le toca un nuevo personaje, desde la dirección. Es una producción importante, somos casi 35 personas y se eligen locaciones en la calle. Es complicado hacerlo todas las semanas. Por suerte, es Julio quien lleva todo el peso, por eso estoy grabando sólo de tres a cuatro días por semana.

 —Qué noticias te afectan más: ¿la de Juana Viale o la de Schoklender?

 —Me gustaría que hubiera noticias buenas, porque pienso en la gente que está bajoneada y se enfrenta con este material. Siempre quisiera que se dieran buenas noticias y me pregunto si de esa manera no se venderían más diarios. Me parece que una como editora debería forzar el camino de lo positivo y no lo negativo.

 —¿Cuál es el secreto para mantener una familia en este ambiente artístico?

 —Fueron 11 años sin trabajar juntos, quizás por eso en estos últimos tiempos nos desquitamos compartiendo en el teatro. La convivencia es difícil, porque antes los hombres iban a la guerra, después volvían y todo era menos complicado. A veces uno crece más que otro. En nuestro caso, llevamos 17 años en pareja y tuvimos un hijo, Bruno. Carlos (Rivas, el marido) este año no dará clases, está dedicado sólo al espectáculo. Creo que es bueno darse un respiro, es una manera de enriquecerse. Yo ya tuve mis años sabáticos.

 —¿Fue un fracaso “Cómo aprendí a manejar” en el año 2008?

 — Sí. Hubo muchos estrenos esa misma semana, recuerdo a Baraka y el espectáculo con Pablo Echarri; más allá de que el tema era complejo. El público no quería ver un abuso más. Los argentinos hemos sido muy abusados en nuestra historia. No es sólo un tío que se aprovechaba de su sobrina, sino que hay algo en nuestro inconsciente colectivo muy frecuente, donde esto se repite. Al poco tiempo de estrenar, el productor me preguntó qué quería hacer y le dije “bajar”. No había por qué perder plata. Hay que reconocer el fracaso, con dolor, pero asumirlo. Se aprende mucho. Por mi parte, me di cuenta de que nos apuramos a estrenar, que deberíamos haber esperado. No es la enfermedad o la muerte de un ser querido, sólo es un aprendizaje. Duele el ego.

 —¿Como es tu ego?

 —Enorme, como el de toda actriz. Nadie se sube al escenario sin esta característica. Esto no significa que pise cabezas. Peleo mucho mis sueldos. Es lo que valgo y lo que implica mi trabajo. No tengo representante. Todos debemos pelear por nuestra labor, seas un panadero o cualquier otro trabajador. No es fácil, es un aprendizaje que se da con los años. Somos personas sensibles y es difícil manejar este tema. Estamos con la cabeza en lo artístico, pero no podemos olvidar esta otra realidad concreta. No hay que tenerle miedo a ponerle precio a lo que hacemos.

 —¿Te criticás?

 —Soy muy dura conmigo misma. Mi autocrítica busca corregir mis defectos, mis errores. Es difícil actuar. No me psicoanalicé, soy más del hacer. Ahora volví al yoga, quiero desarrollar más algunas partes técnicas, como la voz y no cansarme tanto.

 —¿Y el teatro estatal?

 —Me llamaron del Cervantes y del San Martín, pero estaba con Hamlet en la cabeza. A mí me gusta mucho trabajar en las salas oficiales, no sólo por cómo son esos ámbitos y su historia, sino también porque sus técnicos son maravillosos. El público es distinto, al tener una entrada más económica hace que sean espectadores ansiosos por ver espectáculos clásicos. Aunque a mí me gustaría que fuera más gente al teatro. Desearía que tuvieran más afición al teatro, tal vez ahora como son muchas las propuestas, los espectadores se dividen. Me parece que el teatro off necesitaría algún empuje, no las salas, sino que el Estado debería ayudar para que las entradas fuesen más económicas y accesibles. En este país hay mucha necesidad por expresarse, pero nos falta público.

 

 

“No me gusta hacer declaraciones politicas”

 —¿Cómo ves a la televisión actual?

 —Siempre quiero más ficciones porque soy actriz y desearía ver a más actores trabajando. Por suerte, ahora hay cuatro programas muy distintos. Tanto El Elegido como Here- deros de una venganza son propuestas muy buenas, que tienen grandes elencos. Los Unicos me parece que rescata algo de los superhéroes que vivimos de chicos, pero ahora con efectos especiales. Lo que está haciendo Carla Peterson con Un año para recordar es también muy inte-resante, porque juega con variedad de tiempos. Desearía que las ficciones no compitieran, me duele que el público tenga que elegir.

 —¿Qué recuerdo te dejó Fernando “Pino” Solanas director?

 —Trabajé en dos de sus películas, Sur y El exilio de Gardel. Era una persona muy organizada, como el capitán de un barco, tenía muy en claro dónde íbamos. Fue una odisea viajar todos a Europa para filmar. Para mí, el político de hoy es muy coherente con lo que es él. Vamos a ver cómo le va. Por lo menos, presupuestos sabe manejar. Con las películas lo hizo a la perfección y fueron filmes muy caros.

 —¿Cómo es tu relación con la política?

 —No me gusta hacer declaraciones políticas. La mayoría de la gente trabaja y no tiene necesidad de hablar o de saber de política. El 80% ni lee ni piensa en ella. No todos tenemos ni debemos saber sobre estos temas. Creo que elegir una obra es una elección, pero no quiero banderas. Cuando llegue el día de las elecciones, iré a votar, como cualquier ciudadana.

 Fuente: Diario PERFIL

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