sábado, 5 de septiembre de 2009

MUJERES AL BORDE DEL ABISMO


El mundo según las protagonistas de Las viudas de los jueves, el nuevo film de Marcelo Piñeyro, que se estrena en cinco días

Por Claudio D. Minghetti 

De la Redacción de LA NACION 

Afuera llueve. Juanita Viale está terminando una nota, junto a Pablo Echarri y el director Marcelo Piñeyro. Por otra puerta del gran salón de la que fue la Mansión Alzaga Unzué, entra Gloria Carrá, embarazada de casi ocho meses, y, pocos minutos después, Ana Celentano con Gabriela Toscano. Una vez juntas, las cuatro se acercan a una sofisticada cafetera y, entre bocado y bocado, intercambian chimentos y opiniones diversas. "Estuve en el desfile de ropa de Natalia Oreiro...", comenta fuerte Celentano. Incorporada Viale, las chicas están listas para las fotos. Se ponen en clima, bromean, se amuchan. Las cuatro visten de negro. Cualquiera podría suponer un "efecto de marketing", pero no, es pura coincidencia. No se trata de luto ad hoc afín al título que las convoca sino de un color que les sienta bien, muy bien. Y esto hay que dejarlo asentado: como cualquier otro color.

Celentano, Toscano, Carrá y Viale son Las viudas de los jueves que alguna vez imaginó la escritora Claudia Piñeiro en su best-seller a propósito de cuatro matrimonios vecinos -que completan Pablo Echarri, y los repatriados Leonardo Sbaraglia, Ernesto Alterio y Juan Diego Botto- en un country, y de cómo se desata la angustia en el mismo instante en que los sueños de grandeza instalados en un sector de la clase media en ascenso, en diciembre de 2001 fueron heridos por el estilete de la realidad, el auténtico mundo negado que tarde o temprano entra a sus vidas sin pedir permiso.

El relato, que arranca con un hecho trágico, en apariencia accidental, permitió a la autora y ahora al director de éxitos como Tango feroz Caballos salvajes Plata quemada El método (nuevamente a cuatro manos con Marcelo Figueras) desentrañar qué es lo que pueden sentir en estado de crisis los malabaristas capaces de sostener su bienestar a cualquier precio, como si realmente vivieran en un mundo aparte. 

Es un tema más que serio -el vacío de contenido cuando las metas son pura y exclusivamente materiales, en un contexto de estallido social-, que requiere un repaso reflexivo. Las cuatro actrices opinan que sólo un cineasta como Piñeyro, con el don para contener a sus actores, podía lograr que interpretar a estos personajes contradictorios y en situaciones límite fuese, en lo personal, puro goce.

"¿Dónde la pasamos mejor?", pregunta Carrá. "¡En los motorhomes!", confiesan a coro Celentano y Toscano. La segunda asegura que hace rato pensaba qué bueno sería un encuentro actoral con la actriz que un mes atrás ganó el Cóndor de Plata por su trabajo en Las vidas posibles.

"Tuve más escenas con las chicas que con Ernesto...", asegura Carrá, que en la película es Lala, esposa de Martín, interpretado por Ernesto Alterio, un gerente algo dubitativo, narcotizado por la burbuja especulativa de entonces. Celentano retruca con que ella tuvo igual cantidad de escenas con Echarri que con Viale y que estas últimas fueron, en varios sentidos, muy jugadas. "Tuvimos escenas fuertes, como la del establo? Creo que llegamos a entendernos con la mirada", asegura Viale.

Celentano encarna a Teresa, la esposa del Tano, es decir, Echarri, con quien forman el matrimonio más triunfador, en todo sentido, del grupo. Ellos están en el tope. A los dos les gusta mostrarse, ser anfitriones, en especial a él, que renunció para siempre a conjugar la primera persona del verbo perder.

"También la pasamos muy bien en el rodaje en España", interviene Toscano. ¿En España? Sí: la película es una coproducción y así como aquí se filmaron los exteriores en diferentes barrios privados, los interiores se construyeron en Ciudad de la Luz (Alicante), cuidando a la perfección la continuidad con lo ya registrado.

Toscano es, en la ficción, Mavi, esposa de Ronnie, un desocupado-cínico compuesto por Sbaraglia. Ella, a duras penas, sostiene el hogar. Ambos tienen un hijo adolescente e introvertido (Camilo Cuello Vitale) que se reparte entre el chat y una amiga transgresora (Vera Spinetta, la hija menor de Luis Alberto), hija del matrimonio entre Lala y Martín. Ellos cuatro, si se lo propusieran, podrían saltar el cerco.

A Viale le tocó ser Carla, la mujer más sufrida de las cuatro, mientras que a Botto el papel de su esposo, Martín. Ella es sumisa, él agresivo del tipo patológico. Son enigmáticos y su amor está condenado a terminar mal.

"Primero construimos cada uno de nuestros personajes con nuestras parejas de ficción y después recién nos juntamos para la primer lectura general del guión. Eso fue lo primero que hicimos todos juntos", explica Celentano. "Una vez que construí mi personaje, lo viví escena a escena, con sus contradicciones", dice Carrá. "Es cierto que lo lindo de casi todos los personajes es que tienen una curva, que empiezan la película de una manera y la terminan de otra, a todos les va a pasar algo que tiene que ver con ese momento crítico, que es cómo transitan la crisis de afuera y la de cada uno en esos mundos que tratan de sostener. El mío se ve afuera con una gran fortaleza, fría y de pronto se empieza a caer. Ese momento es el interesante", insiste Celentano.

"Se armó todo por separado, y salvo la escena de la fiesta de Navidad, por ejemplo, de hecho no volvimos a estar todos juntos. Es un trabajo fragmentado que recién ves cuando te sentás en la butaca", agrega Celentano. "Cuando terminamos de hacerla -interrumpe Viale- no sabíamos que iba a ser esta película."

"Pablo es un compañero excelente, muy inteligente, muy de aportar cosas, muy entregado, y sentí que en el set lográbamos lo que teníamos que lograr. Al ver la película comprobé que no me había equivocado, y me alegró mucho. Lo mismo con Juana", dice Celentano al referirse a Echarri y Viale.

"Marcelo [Piñeyro] tiene un contacto con los actores muy especial. Te hace sentir relajado, y te convence de la historia que quiere contar. Sabía qué era lo que cada uno de nosotros podía contar de cada personaje como él se lo había imaginado. Eso fue brillante y se nota mucho. ¡Qué bueno que todo el mundo esté parejo en una película!", festeja Toscano.

"Con Ernesto [Alterio] prácticamente no estuvimos juntos", recuerda Carrá. "Eso fue bueno porque a los personajes que interpretan les pasaba exactamente eso: prácticamente ni se veían y cuando lo hacían era para recriminarse cosas", explica.

"Los nuestros fueron ensayos bastante intensos", confiesa Viale a propósito de su trabajo con Botto. "Así pudimos encontrar el amor en esta pareja tan particular. Hubo empatía, comunicación y eso después se ve en lo que queda en la pantalla."

"Con Leo [Sbaraglia] se dio algo muy bueno. No nos conocíamos. La nuestra era una pareja como la de Teresa y Tano, pero a diferencia de ellos, no se traicionan. Con él la pasamos muy bien dentro y fuera de la película, aquí y en España. Todos la pasamos muy bien", concluye.

"Es una película que hace recordar", insiste Celentano. "Cuando la vi me quedé con una angustia terrible... La sensación que vivimos en 2001, la visión descarnada de una forma de pensar", remata.

OTRO ESTRENO DE PESO

Más perspectivas promisorias para el cine local

Las viudas de los jueves se sumará el jueves a los títulos que hablan del buen momento del cine argentino:El secreto de sus ojos llegó anteayer a los 841.000 espectadores (según otroscines.com y Ultracine), llevó más gente el jueves a las salas que Bastardos sin gloria y no tardará en superar la marca del millón. También se ubicaron anteayer entre las diez películas más vistas Anita , Papá por un día y El hombre que corría tras el viento .

Juanita Viale



Desde el 28 y por trece semanas rodará La patria equivocada, de Carlos Galletini, drama histórico que comienza en 1807 y termina en 1898, en el que será ?en momentos diferentes?la hija y la nieta de uno de los integrantes de la junta de gobierno.

Gloria Carrá



Está filmando ?dirigida por su esposo, el actor Luciano Cáceres?, un docuficcionado ("o no tanto", según dice) acerca de su embarazo, con eje en la costumbre de una tribu africana. Se titulará La canción de Amelia, "Después buscaremos un productor para terminarla", confiesa.

Ana Celentano



"Es un buen año", dice. La vimos en Felicitas, de Teresa Costantini, ahora en Las viudas? y dentro de poco en Silencios, de Mercedes García Guevara, Sangre del Pacífico, de Boy Olmi, y Alicia y John, el peronismo olvidado, de Eduardo Spagnuolo.

 

GABRIELA TOSCANO


"Hace rato que no hacía cine? Me gustaría volver al teatro", asegura. Su película anterior fue El buen destino, de Leonor Benedetto, en 2005. Antes ya había sido dirigida por Fernando Solanas, Edgardo Cozarinsky y Albertina Carri, entre otros.


FUENTE: DIARIO LA NACION 5 DE SEPTIEMBRE DE 2009

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