martes, 28 de octubre de 2008

ARCHIVO

PREMIOS CLARIN ESPECTACULOS 2004: MEJOR OBRA Y MEJOR ACTRIZ

UN MATRIMONIO QUE ES PURO TEATRO 


Gabriela Toscano y Carlos Rivas —actriz y director de "La prueba"— celebran en familia. La pareja habla de la vida en común, del hijo de ambos y del exitoso resultado de este proyecto escénico. 

María Ana Rago. 

Ya no necesito de tu fama", le dijo Bruno a su mamá, muy seguro de sí mismo y dándose aires de importancia. El pequeño de 9 años piensa que la rueda de la fortuna ha girado con suerte para él y que su paso por Superpulsaciones (Canal 13) le ha dado pantalla suficiente para ser reconocido. Se pone celoso de sus padres, Gabriela Toscano (39) y Carlos Rivas (54), cuando la gente les pide autógrafos, pero seguramente estará orgulloso del éxito que ellos han logrado con la multipremiada obra La prueba, del estadounidense David Auburn, que pronto estará en Mar del Plata (ver recuadro).


En el estudio de techos altos y enormes ventanales en el que Rivas dicta sus clases —Gabriela también ejerció la docencia allí, pero ya no—, la pareja conversó con Clarín. Cerca del shopping del Abasto, Carlos inauguró hace cuatro años ese espacio en el que pasa largas horas. Una gran foto de Stanislavsky define la estética de Rivas y su adhesión a la memoria emotiva. El afiche de Los chicos crecen —película con Luis Sandrini—, descansa sobre una pared y reza: "El actor que el pueblo quiere y admira"; la cabecita de una jovencísima Gabriela asoma entre los actores del elenco de ese filme y Carlos la señala con ternura y orgullo. La pruebaes la segunda experiencia de trabajo compartido. La primera fue cuando se conocieron, en Apasionada, una telenovela de la que salieron dos parejas en la vida real: la de Toscano-Rivas, y Carola Reyna y Boy Olmi.

¿Cómo les resulta trabajar juntos?
Carlos: Hubo tensión al comienzo, pero es maravilloso. Hay algo que de verdad siento: creo que Gabriela es la mejor actriz de su generación. Quizás no está bien que lo diga yo, pero como otros lo dicen también...


Casualmente, hace unos años dijiste que buscabas ser la mejor actriz de tu generación. ¿Es así?
Gabriela: Decir eso fue un acto de soberbia, debo reconocerlo ahora. Pero sí me he tomado en serio esto de desarrollar mi talento. Si soy una gran actriz, me tengo que hacer cargo de eso. Me desafío a mí misma para encontrar lo mejor de mí.

Como además de admirarse se aman, cuando habla uno del otro, no mezquinan halagos. "El es un director con el cual quería trabajar. Lo tenía en casa como marido y como padre de mi hijo, pero quería trabajar con él por su capacidad para dirigir a los actores, por su mirada frente a la vida, porque conoce la naturaleza del actor. Es una persona brillante y sensible", reconoció Gabriela. "He sido más exigente con ella que con los otros actores. Incluso he sido hasta cruel... Si existía la fantasía que de porque es mi mujer iba a otorgarle algún tipo de ventaja, fue todo lo contrario. Pero era necesario que fuera muy exigente, porque su personaje sostiene la acción de la obra", agregó Carlos. "Los cuatro actores son brillantes, por eso los elegí, pero dada la estructura de la obra, Gabriela es la que sostiene el espectáculo. Si ella no funciona, la obra no funciona". Su mujer lo justifica: "El sabía que yo podía dar todo lo que me exigía. Gracias a este trabajo, ahora puedo afrontar otros mucho más complicados".


Cuando asumió la dirección de La prueba, habían pasado casi cinco años desde su último trabajo: Cristales rotos, de Arthur Miller, con Arturo Puig y Selva Alemán. "Después me dediqué a dar clases y a criar a mi hijo, que me llegó a una altura de la vida en la que pensaba que ya no iba a ser padre", aseguró. Gabriela venía de hacer en teatroMonólogos de la vagina y antes, Pequeños burgueses, en el San Martín, y en televisión, Son amores. Esta actriz nacida en Uruguay debutó en la pantalla chica a los cuatro años. "Descubrí el teatro recién a los 24 y lo siento como mi segunda casa. Porque mi primera casa es la tele", explicó. Mañana viajará a San Luis para terminar la filmación de El buen destino, la ópera prima de Leonor Benedetto, en la que interpreta a la hija de Federico Luppi. "Pienso en mi carrera y es enorme. Es difícil empezar de chico y mantener el rumbo. Muchos se quedan a mitad de camino", dijo.

¿Cuáles fueron los temores antes del estreno? ¿No pensaban que era un riesgo hacer una obra larga?
Carlos: No es tan larga como la gente cree. Dura exactamente dos horas y cinco minutos; lo que ocurre es que tiene un entreacto que hace que se extienda quince minutos más. Y estamos pensando en quitar el entreacto para Mar del Plata, pero no está decidido.


¿Y en cuanto a que se trata de una obra de texto?
Carlos: Había mucha gente que me decía que no era una obra para el verano. Pero aunque es una obra de mucho texto, también tiene una acción muy potente. Lo que pasa es que estamos perdiendo la costumbre de este tipo de obras netamente teatrales, con una historia fuerte, para actores. ALa prueba no la puede hacer cualquiera. Lejos de tener miedo, pensaba que iba a ser un material muy atractivo para el espectador y que el público iba a transitar una experiencia emocional muy fuerte. Eso pasó. Y la obra sigue estando viva.


¿Hay situaciones de la pieza con las que se identifican?
Carlos: Sabía que Gabriela con este espectáculo se iba a topar con un tema personal muy complejo, que tiene que ver con su propia relación con su padre. Y sabía que por eso iba a tener que atravesar momentos de ensayo muy duros; intenté ayudarla con todo el amor posible. La verdadera creación te enfrenta con tus propios demonios.

¿Cuál es esa situación personal?
Gabriela: Yo dejé de ver a mi papá hace muchos años y luego falleció sin que lo volviera a ver. Cuando mis papás se separaron, fue también como una separación mía de mi padre. El vivía fuera del país y por diez años no nos acercamos. Justo el año en el que murió, en el 98, estábamos pensando en vernos. Yo no pude cerrar la historia con él y esta obra me ayudó a saldar las cuentas de algún modo. Hoy estoy más tranquila con ese tema. La actuación te permite sanarte. Si no, estaríamos todos internados.

Carlos: Actuar no significa representar, sino ser otro y hacer la experiencia de otro. Uno es otro y si ese otro no está enfermo, uno tampoco. Es raro ser actor.

¿Y director?
Carlos: El director está menos expuesto. Hay que estar dispuesto a poner la cara, el cuerpo, las emociones y la vida personal a través de un personaje. El director es un mediador. Pero yo no estoy expuesto frente al público; mi obra sí.

¿Qué representan los premios?
Carlos: Lo dije cuando recibí el Premio Clarín: es hermoso que te premien tus propios colegas.

Gabriela: Son la materialización del esfuerzo que uno hace. Pero como le digo a mi hijo: yo no trabajo por los premios, trabajo porque deseo hacerlo y los premios son la consecuencia.

Entre los miles de espectadores que vieron 
La prueba, pasaron varias generaciones. "Al público le interesó el vínculo padre-hija y entre las hermanas. Y el tema de quién se hace cargo de cuidar a un papá enfermó", analizó Rivas. El es locuaz; ella, risueña. Están juntos desde hace doce años y Bruno es el único hijo para los dos. Gabriela le propuso casamiento y Carlos aceptó. Sin embargo todavía no dieron el sí. Las razones: cuando Gabriela fue a pedir fecha, el Registro Civil estaba de vacaciones; lo intentó en otra oportunidad, pero ahora estaba cerrado por refacciones. Aunque las puertas estén cerradas, ellos perseveran en el amor.





FUENTE: DIARIO CLARÍN 16-12-2004




1 comentario:

brenda maar dijo...

Pero que bella pareja! No sabía que estaba en pareja ocn él

Besos

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