lunes, 21 de marzo de 2011
Por Denise Tempone
Gabriela Toscano no eligió su destino, el destino la eligió a ella. "Tenía cuatro años cuando mi hermana y sus amigas me llevaron a un concurso de Canal 9. Fue una especie de travesura. Me hicieron bailar música del momento y al parecer yo fui muy graciosa. A partir de ahí empezaron a llamarme del canal para actuar y como un juego, yo seguí de largo. Pertenecía a una camada de nenes artistas como Andrea del Boca y Pablito Codevilla", recuerda, hoy, entre risas. Y es cierto, siguió de largo hasta hoy, pero el camino no fue suave ni dócil.
Esta actriz de 46 años, una de las favoritas de Adrián Suar, confiesa que si hubiese sido por ese mismo destino, ella sería una artista pasiva, a la espera de llamados telefónicos con propuestas nuevas. Sin embargo, en un momento, la noción de forzar lo escrito comenzó a entrar a su vida. "Es muy difícil crecer en este medio, hay muchas expectativas y uno no llega a descubrir bien quién es. De todas formas, en esa época era distinto. La tele no estaba en todas las casas, ni en los bares, ni en los subterráneos, eso hacía que uno fuera apenas conocida. Todo cambió con la masividad, que por un lado es maravillosa, pero obliga a una exposición mayor y, por lo tanto, a un profundo replanteo del lugar que ocupa uno como actor. Hay algunos riesgos que hay que sortear y yo tuve que hacerlo también. Tuve algún momento de crisis y replanteo", explica. Esa crisis mucho tuvo que ver con negarse a ponerse en lugar de mero objeto de deseo.
-¿Cuándo se dio cuenta que debía tomar las riendas de su carrera?
-Creo que me di cuenta cuando filmé El exilio de Gardel en 1986, yo tenía alrededor de 18 años y en una escena aparecía completamente desnuda de la parte de arriba. Eran los ’80, no era tan común como ahora ese tipo de desnudos de una chica tan joven, y de frente. Fue escandaloso. Fue fuerte para mí y me di cuenta que había cambiado la forma en que la gente me miraba. Eso me puso muy incómoda. Por primera vez me enfrenté a una mirada distinta, que no me gustó y yo sabía que tenía cierta responsabilidad. A partir de ese momento sentí que tenía que elegir en qué lugar me ponía.
-¿Y no pensó en dedicarse a otra cosa?
-Sí, pensé en dejar de actuar. Pero me di cuenta que no sabía hacer nada más (risas). Muchas veces quise torcer el camino en ese sentido, pero no me salió. Supongo que nací para esto.
Junto con Carlos, su compañero de toda la vida, Gabriela cuenta que comenzó a darse cuenta que podía elegir y programar una carrera donde, en primer lugar, estuviera la actuación y no el escándalo o el desnudo. Juntos se embarcaron en proyectos difíciles, como formar una familia (tuvieron un hijo, Bruno) y fundar una escuela de teatro (que duró hasta 2004), pero tuvieron que esperar 11 años para volver a trabajar juntos. "No se daba y tampoco lo buscábamos, queríamos que nos sorprendiera la oportunidad". En 2004 hicieron finalmente "La prueba", luego vino "La duda" en 2006 y dos años más tarde "Cómo aprendí a manejar". La experiencia tiene que haber sido alentadora, ya que hoy se encuentran embarcados juntos en otro proyecto, más ambicioso, comprometido y expuesto. Aunque es un papel masculino, Gabriela interpreta a "Hamlet" en la personal versión de su marido llamada "Hamlet, la metamorfosis", que se presenta los sábados y domingos en
-¿Por qué hace especial hincapié en la metamorfosis?
-Bueno, tuve y tengo mis grandes conflictos, dilemas y crisis, sólo que nadie se entera. El tema es que la fama no me encandila, siempre estuve ocupada en otra cosa. No me dejo tentar por el dinero, sino por el prestigio que me pueda dejar el personaje que me ofrecen. Yo cuido mucho esos detalles a la hora de evaluar si acepto o rechazo un trabajo. Y hasta ahora, viene resultando.
-¿Fama y una vida normal pueden convivir?
Fuente: Revista 7 Dias 20-3-11
martes, 15 de marzo de 2011
lunes, 14 de marzo de 2011
Viene de un año de amores contrariados, de Susi, la hermana mayor en Para vestir santos, de asuntos pendientes con la maternidad, la pareja, los roles femeninos. Ahora va a ser Clarita, una abogada en el polo opuesto de las indefiniciones. El miércoles pasado comenzaron las grabaciones de El puntero y Gabriela Toscano está entusiasmada por el cambio de hábitos. La ficción será uno de los unitarios centrales de la programación de El Trece en pleno año electoral y la actriz interpreta que la coincidencia en el tema no tiene que ver con las tensiones entre el grupo y el Gobierno, sino con una historia más de las que podrían contarse en la tele.
“Se van a contar cosas que han aparecido en todos los gobiernos, como la corrupción. Es una historia de alguien que quiere estar con el pueblo y que las cosas funcionen de determinada manera. Todas las historias en el mundo ya están contadas. Lo que se hace es darles vida nueva. El que se siente identificado es porque ya pasó. No considero que el unitario sea una versión de algo real ”, agrega. Contar un cuento con trasfondo político, en año de elecciones, propone un juego del que Toscano dice no participar.
“Muchos no saben, pero yo soy uruguaya. Vivo en este país y tengo documento extranjero. Me siento muy rioplatense. No soy de hablar abiertamente de mi ideología política. Mi forma de hacer política es elegir donde quiero trabajar y qué quiero hacer. Mi conducta demuestra quién soy a través del arte, no diciendo lo que soy sino haciendo bien mi trabajo y contando historias que tienen que ver más con el alma de las personas que con la vida cotidiana. El alma del ser humano es la vida”, concluye.
La nueva ficción de Pol-ka sigue la historia de un puntero político con 30 años de militancia, que aspira a ser intendente y recibir el reconocimiento que cree merecer. Dirige Daniel Barone y en el elenco están Julio Chávez, Gabriela Toscano, Rodrigo de
Fuente: http://vos.lavoz.com.ar/ Sábado 12 de marzo
COMENZARON LAS GRABACIONES
DE “EL PUNTERO”
Este es el escenario en el que se mueve Pablo Aldo Perotti, más conocido como El Gitano (Chávez), un puntero político que conoce como nadie su municipio y, gracias a su carisma y trabajo, controla a los más de diez mil votantes que viven allí. Pero en la actualidad, El Gitano siente que la política no le ha devuelto todo lo que él dio a lo largo de treinta años de militancia; el rconocimiento tarda en llegar y el no puede soportar la espera.
Su familia está conformada por: Clarita (Toscano), su ex mujer y gran amor; Libertad (Blanco), su hija con quien no logra una relación fluida; y Antonia (Fugazot), su madre, una mujer que sólo se acerca a él para pedirle dinero y regalos.
CHÁVEZ, TOSCANO, LUQUE Y DE
A LAS GRABACIONES DE “EL PUNTERO”
Julio Chávez, Gabriela Toscano, Luis Luque y Rodrigo de
La ficción aún no tiene fecha de estreno
Esta semana comenzaron a rodarse las primeras escenas de “El Puntero”, el nuevo unitario producido por Pol-ka que se verá muy pronto en la pantalla de “El Trece”.
Esta producción es protagonizada por Julio Chávez y cuenta con las actuaciones estelares de:Gabriela Toscano, Rodrigo de
Síntesis argumental: En tiempos en los que la marginalidad y la pobreza azotan a la sociedad y la gente cree que los funcionarios no escuchan sus reclamos, entra en acción “el puntero”, una pieza fundamental en el engranaje político.
Este personaje, a diferencia del resto de los dirigentes, está cerca del pueblo, escucha sus necesidades y soluciona sus problemas más elementales como vivienda, educación y alimentación. Claro que, para hacerlo, debe negociar y responder a una red de corrupción política en la que, quienes forman parte de ella, están dispuestos a todo por un poco más de poder.
Este es el escenario en el que se mueve Pablo Aldo Perotti, más conocido como El Gitano (Chávez), un puntero político que conoce como nadie su municipio y, gracias a su carisma y trabajo, controla a los más de diez mil votantes que viven allí. Pero en la actualidad, El Gitano siente que la política no le ha devuelto todo lo que él dio a lo largo de treinta años de militancia; el reconocimiento tarda en llegar y el no puede soportar la espera.
Mientras tanto, sigue adelante con sus principales tareas: obtener el mayor apoyo para Iñiguez (Moreno), el Intendente. Pero organizar un movilización y demás tareas de militancia política requieren de más de una persona, por eso El Gitano, como todo puntero, cuenta con dos personas de confianza: Levante (Luque), su fiel amigo, un hombre parco y muy tranquilo pero capaz de hacer temblar a todos cuando se altera y Lombardo (Rodrigo de
En pos de su carrera política, El Gitano ha postergado su vida privada. Tiene poco tiempo para ocuparse de su madre, Antonia (Fugazot), que le reclama más presencia y más dinero y de su hija Libertad (Blanco), una casi treintañera desencantada y enojada con las actividades de su padre. También, por la política ha perdido a su gran amor: Clarita (Toscano), una ex funcionaria comunal a la que conoció en los tiempos en que la política, para él, era una utopía. A pesar de confiar en sus buenas intenciones, Clarita no está de acuerdo con métodos de El Gitano, por eso decide dejarlo, aún sabiendo que es el hombre de su vida.
Ahora, El Gitano quiere ser intendente de su ciudad y está convencido que, a pesar de la mala imagen que tiene entre los Jefes Comunales, “su gente” no va a fallarle cuando lance la candidatura. Pero Iñiguez no está dispuesto a dejar la intendencia así como así. Por esta razón, el Gitano deberá enfrentarse a enemigos e intereses políticos.